Hubo un tiempo que el ser humano no tenía conocimiento del fuego, no sabía arar la tierra, ni sembrar, ni se construía armas para cazar, no tenía una casa como la tuya o la mía, donde refugiarse de las inclemencias del tiempo. Los árboles eran a la vez su casa y su despensa. El hombre primitivo era frugívoro ( comían frutos, raíces,. hojas, tubérculos todo lo comían crudo.
No tenían que privar a ningún ser vegetal o animal. Tenían un sistema de alimentación muy sano. Trepaban a los árboles no solo para comer, sino también para ocultarse y protegerse de los animales salvajes. Su casa eran las ramas de un árbol y su follaje frondoso. Ahí pasaba menos frío y se resguardaba de la lluvia y el viento. Aún siguen viviendo así algunos pueblos primitivos en la selva del Amazonas.
Nuestros antepasados encontraron en los árboles comida casa y refugio.
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